en triunfante éxtasis por tu asalto,
yacerás con tu mirada profunda sobre mí.
En esa noche no oscura,
salpicada de constelaciones curiosas
de este nuestro arrebato
y de una luna envidiosa
de este nuestro furor,
te sorprenderás realizando mágica mudanza
de mis rasgos, de mi figura,
que desdibujas desde mujer
a fragata Libertad.
En tu curiosidad temeraria,
bañándome de besos
que caten mi intenso sabor a salitre,
querrás constatar si esta fragata
ya se desvirgó en la mar.
Y finalizada ya esta jornada,
mañana en la mañana más temprana
querrás por encima de todo raptarla
a fin de bautizar de nuevo a esta fragata.
Querrás que de nuevo la mar
querrás que de nuevo el viento
no sólo alcancen a esta fragata tuya
sino que la inunden
de aquella sensación de paz
de tus primeros tiempos.
Querrás tener viento fuerte en popa,
mejor temporal,
así acuda ella a refugiarse entre el timón
y tu persona
para aferrar sus velas contra esa rueda
para oler su humedad de mar abierta
para oprimir tu trinquete contra su quilla
para no soltarla
mientras navegas.