viernes, 11 de noviembre de 2011

Nunca llegué a narrarte aquella historia de aquella tarde

Reflejos en cobre
Era mi intención traerte
esa tarde
no, una tarde no,
un atardecer,
con un catamarán en largo
las montañas a babor
el mar a estribor
en proa, el sol
su estela sobre el agua, mi derrota
con el silencio del aire roto
por la mar
con el silencio del alma roto
por las velas.


Pero ya que lo pides
viraré en redondo
peligrosamente
a la palabra "cariño".
Curioso me regalases un "Te quiero"
en una foto.


A cambio,
yo podría regalarte los versos más tristes esta noche
recordando, por ejemplo, que en una noche como ésta
no pude evitar rodearle entre mis brazos
y él se dio media vuelta
para devolverme ese abrazo.




Reflejos del charco

O podría hablarte de las voces calladas para siempre
de mis seres queridos.
O podría susurrarte cuanta soledad
se llega a sentir entre personas que te quieren.


Pero me volvería loca de tristeza
si me dejo llevar en una sola noche
por los versos más tristes.
Y no soy de hundirme en tristeza
sino de renacer de mis cenizas
de poner rumbo al sol
y disfrutar de la vida,
que es ese olor, ese color, ese sonido, ese sabor
pero sobre todo ese tacto
de cada pequeño momento,
con inmensa pasión.


Esta noche
te buscaré reflejado
y a cambio
de tus reflejos
te susurraré
el sentir del alma
en aquella tarde
con el catamarán 
rumbo a la puesta del sol 
...


No hay comentarios:

Publicar un comentario